domingo, 20 de mayo de 2012

Fragancias de olvido

Voy agotando mi reloj
apretado a la costra de un cuerpo,
entre la amarga certeza de lo cercano
y el sutil dolor de la ignorancia.
Aparta de mí tu mañana, deja vacío mi nombre,
es tuyo este tormento,
que abraza, él sólo, mis sentidos,
creo estar en el silencio,
en la eterna conciencia del ser.
Deja tus falacias guardadas,
no malgastes mentiras conmigo, aléjate
con tus bellas sonrisas, dedícalas a otros creyentes,
que sólo quiero cerrar el dolor de los ojos
y reposar mi mente cansada
entre cálidas fragancias de olvido.