domingo, 27 de febrero de 2011

Bajo la música de los cuerpos


Bebiendo de tus labios las agujas de mi tiempo
sufre mi voz desnuda el encuentro con su sombra,
como espinas que clavan su odio en las manos
caídas en los yertos brazos del abandono.

Animales que nacen en la noche
surgidos en las redes del deseo,
como el tiempo que juega
va cayendo mis manos sobre el regazo del olvido.
Frío. Vacío. Silencio…
Muerden mis pupilas fantasmas anclados en sus temores,
navegantes en aguas de tristeza que ahogan mi pecho,
arañando ascuas de mi alma,
devorando el fuego anciano que tiñe de lenguaje mis venas,
cegando los espejos que bruñen mi soledad.

Ladrones de mentiras, corredores de sombras
cruzan el yermo erial.
Campos de exterminio donde cada gota hierve
como ojos de alimañas que husmean sedienta un nuevo calor.

Encuentro entre manos y oscuridad,
mientras un ritmo lento acaricia sin pudor
un vuelo de suspiros sellados.
Bajo la música de los cuerpos
el alma sepulta su llanto.

lunes, 21 de febrero de 2011

Canciones de madre


Hoy me han regalado un libro,
un autor desconocido,
un tratado de arquitectura, en lengua alemana,
no lo leeré, no sé alemán,
pero me gusta construir.
Una mujer desconocida guardaba este libro,
                                                                        quizás de herencia,
entre las sombras de un hogar donde las imágenes
se diluyen como en un espejo viejo
al que el tiempo penetra y muerde,
dibujando su agonía sobre una tarima
que, de vieja, bosteza desdentada.
   
Las horas de ayer pasan en el recuerdo
en láminas de tiempo dormida,
como un simulacro de leyenda que se cruza en el camino
vestida de nostalgia,
no traerán sino un cielo antiguo donde las canciones de madre
aún mueven una cuna.

miércoles, 9 de febrero de 2011

La noche


La noche bebe
ampulosa su sangre de fatigas
y aspira un lenguaje de olvido que pronto declina;
reclaman las nauseas,
asoman sus fauces las horas que curten,
cae y corroe la oscuridad.

Esta maldita rutina calcina con lúcida demencia,
esquina el alma reflejos de paciencia,
baña el dolor las últimas huellas.
Sombras de entrega derrotan los sentidos,
la vida forzada quiebra la espera
devorando el ansia con temblores ardientes.

La noche cede,
fulgura lo lejano su quiebro de vida,
rubrica el pacto leyendo las esquelas
con ojos relamidos de greñas.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Sediento de olvido


Hemos decidido, entre mi huella y yo
(y es que ya llevamos mucho tiempo juntos
como para no conocernos),
dibujar en la arena otra huella distinta,
¿de hombre?...
¿de mujer?...
al final decidimos que no importa de quién,
pero que sea de alguien que nos hable.
Ya no me reconoce el espejo,
ése quien mira aparta su rostro,
¿dónde el latido del dolor volverá
a llenar de vida el árido lecho de los años?.
Tendré que regresar al otoño,
recorrer las calles de una ciudad desconocida
entre los papeles viejos y cristales abatidos,
y sonar desde dentro un grito de desamparo
como huesos de viejo sediento de olvido.

martes, 1 de febrero de 2011

Traición


Traición,
los espejos se quiebran en mis manos,
las máscaras se caen.
La luz difusa de la mañana
desnuda su melancolía de miedo y llanto
sobre el pecho hundido, sobre el pecho astillado de la razón.

Traición,
la voz rompe el alba
como el último lamento del desdichado.
Voces de herrumbre y orín asoman sus fauces
jugando en la ceniza el tiempo.
Astutas alimañas, ataviadas con el cetro de la locura,
desmadejan la virginidad del lecho
sellando sus huesos de atávicas beldades.

Traición... Locura... Razón....
El cordel de mentiras cercena mi cuello
con el deleite de unos dedos artesanos
que descorren las cortinas de mi mente
inundando mis pupilas del dulce sabor de la luz.
Las horas no acaban de ahogarse en su laguna de misterio
mientras mi alma en el cristal de la soledad ya se ha enfriado.