viernes, 17 de junio de 2011

Déjenme pensar en un día

Déjenme pensar en un día abierto los surcos en la tierra,
no, no quiero gritar más fuerte,
tan sólo hablar bajito.
Déjenme mirar altivo un fruto de roja carne,
engendrada semilla fresca, algún día
el futuro me dará mañanas.
Quiero tener un día,
una hora, un minuto, un segundo...
sin ese espejo que me mire,
sin esa pátina que me empañe.

Escribo, sufro, callo;
es gris el recuerdo, es gris
esta ceniza seca, es gris mi tiempo.
Es por mí que lloro
frecuentando los mundos olvidados,
su colección de almas rotas
en el plano de la incosciencia,
y pregunto qué quiere el Hombre, sus manos
de inquieto trabajo, y escucho del muerto su voz
abriendo canales de cordura en la estepa de áridas semillas,
esperando que llegue pronto la noche.

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