lunes, 9 de abril de 2012

Un hueco donde roer

Y en la habitación me encuentro,
con la mirada caída,
fija en el espejo que me desnuda,
¿quién eres?, ¿acaso un tiempo que no conozco
y se pasea indolente ante mi cuerpo vacío?,
¿o acaso aquel que espera encontrarse en cada respuesta?.
Mis manos piden,
arrastran preguntas mordidas como ancianos,
tan finas e hirientes que cortan toda verdad
apenas encuentra un hueco donde roer.

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