miércoles, 9 de febrero de 2011

La noche


La noche bebe
ampulosa su sangre de fatigas
y aspira un lenguaje de olvido que pronto declina;
reclaman las nauseas,
asoman sus fauces las horas que curten,
cae y corroe la oscuridad.

Esta maldita rutina calcina con lúcida demencia,
esquina el alma reflejos de paciencia,
baña el dolor las últimas huellas.
Sombras de entrega derrotan los sentidos,
la vida forzada quiebra la espera
devorando el ansia con temblores ardientes.

La noche cede,
fulgura lo lejano su quiebro de vida,
rubrica el pacto leyendo las esquelas
con ojos relamidos de greñas.

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