domingo, 27 de febrero de 2011

Bajo la música de los cuerpos


Bebiendo de tus labios las agujas de mi tiempo
sufre mi voz desnuda el encuentro con su sombra,
como espinas que clavan su odio en las manos
caídas en los yertos brazos del abandono.

Animales que nacen en la noche
surgidos en las redes del deseo,
como el tiempo que juega
va cayendo mis manos sobre el regazo del olvido.
Frío. Vacío. Silencio…
Muerden mis pupilas fantasmas anclados en sus temores,
navegantes en aguas de tristeza que ahogan mi pecho,
arañando ascuas de mi alma,
devorando el fuego anciano que tiñe de lenguaje mis venas,
cegando los espejos que bruñen mi soledad.

Ladrones de mentiras, corredores de sombras
cruzan el yermo erial.
Campos de exterminio donde cada gota hierve
como ojos de alimañas que husmean sedienta un nuevo calor.

Encuentro entre manos y oscuridad,
mientras un ritmo lento acaricia sin pudor
un vuelo de suspiros sellados.
Bajo la música de los cuerpos
el alma sepulta su llanto.

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