Esta mañana miraba un cielo distinto,
de un gris cenizo que lloraba tristeza.
Quiero cambiar palabras.
Pretendo ser bajo la nueva arboleda
el último sendero que cruce mi vida.
Regreso a casa.
Nutre las calles mi eco gastado
de pisadas sobre el barro sediento.
Muy buenos textos, Anciano. ¡Nos leemos!
ResponderEliminarUn abrazo desde este lado del sendero.